domingo, 18 de septiembre de 2011

Ella

Ella
Estaba cansado, ya no podía más, ella me había echado a perder todo esa noche. Esta mañana nos hemos peleado otra vez, pero ya será la última vez. Esta relación me va a dejar rencor, una cicatriz en el corazón, una herida de guerra; muy difícil de curar, algo que que siempre tendré que llevar encima, este miedo, rencor y disgusto, una carga muy pesada con la que tendré que seguir viviendo. Tras despedirme de ella fríamente, como la mirada que dejó en mí, me he dirigido a la estación. una vez allí, mientras esperaba el tren, no pude dejar de pensar en ella, pero prefería pensar en lo buenos momentos juntos, solo así podría seguir viviendo. Una vez en el tren empecé a leer un libro que había en la estación, se llamaba Ella. En la contra portada parecía una historia de amor y pasión, cosa que me hizo volver a pensar en ella. Ya estaba a punto de acabar el libro, pero en cuanto leí el final me quede sorprendido, era el siguiente: ... finalmente subí al tren, pude dejar de pensar en ella. Nada más entrar encontré un sitio, era al lado de un señor que parecía que una apisonadora le hubiese pasado por encima y le hubiese arrebatado todo rastro de sentimientos y expresiones, estaba hecho polvo. Tras estarme fijando un rato pude leer la contra portada del libro que tenía en sus inmóviles piernas, se llamaba Ella, tenía una letra cursiva blanca, con un color de fondo apagado, nostálgico, y una trama de amor y pasión, que me hizo volver a pensar en ella en un instante me quedé frió, inmóvil, sin pensar nada, sencillamente en ella.